sábado, 14 de mayo de 2011

BATALLA DEL JARAMA







Tomadas desde las posiciones republicanas del saliente en la cuadrícula 5859 en la zona de Valdeparaiso, al norte del despliegue, mirando hacia el espolón de Rivas-Vaciamadrid.
Placa del Comandante Zamallóa, situada en la ermita de las Casas de las Siete Villas. En realidad todo el conjunto de las Casas de las Siete Villas es una reconstrucción posterior, puesto que en los brutales combates allí desarrollados quedaron totalmente destruidas las edificaciones existentes. A modo de ejemplo, tan solo el día 21-02-1937 en el Pingarrón cayeron más de 4.000 proyectiles de 7'5 y 10'5cm.
El puente de San Martín de la Vega, uno de los dos únicos puentes carreteros (es decir, que permitían el paso de vehículos o carros) en toda esta zona de frente, junto con el de Titulcia. Ahora el Jarama ya no discurre bajo él, debido a un cambio de cauce del río. No habiendo aprendido de lo ocurrido la noche anterior en el del Pindoque, este también fue tomado a cuchillo (la noche del 11 al 12 de febrero) a la 1ª Cía del mencionado batallón.

Restos de un camión de la época.



Diversas vistas del Museo de la Batalla del Jarama situado en el Mesón El Cid, en Morata de Tajuña.

El pasado 16 de Abril, la Asociación Trubia realizó una visita a los escenarios de la Batalla del Jarama, la cual tuvo lugar entre el 6 y el 27 de Febrero de 1937.

Recorrimos diversos enclaves, tales como las posiciones republicanas de Valdeparaíso, el puente de Pindoque, el puente de San Martín o el cerro del Pingarrón.

El fin de fiesta tuvo lugar en el Mesón El Cid, en Morata de Tajuña, donde gracias a la amabilidad de sus propietarios se ha podido montar un museo sobre la batalla del Jarama. Esta iniciativa surgió merced al tesón que Gregorio “Goyo” Salcedo Díaz ha dedicado, durante los últimos 20 años, para recoger objetos recuperados del campo de batalla (munición de diferente calibre y objetos personales), así como periódicos, mapas y fotografías relacionadas con la batalla o la Guerra Civil en general, amén de otros elementos donados por particulares. Todo ello, realizado de un modo altruista, con el único fin de que se conserven como testimonios de la batalla.

Desde luego, tanto los escenarios como el museo merecen una visita. Muy recomendables.